“La vicepresidenta va a ser Tatiana Villaverde. Es una persona con mucha capacidad y conoce todos los estamentos del club. Además es alguien que generacionalmente conecta a una nueva masa social”. José Decurnex en @Punto_Penal. https://t.co/Z6O2CofZjw
Se confirma la primera lista en Nacional con candidato a presidencia y vice. Ricardo Vairo-Flavio Perchman serán el 1-2 de la agrupación Nacional infinito Alex Saúl irá en el tercer lugar Más información en #Minuto1 💻 https://www.youtube.com/live/MYBiQ9AgQZc?si=UUQKY8IEoqAn61pA https://t.co...
Bueno, es hora de abrir tema, los candidatos todavía no largaron pero la gente, los socios, ya tienen que marcar agenda con lo que tienen que poner sobre la mesa los futuros presidenciables.
Nacional como Club de Fútbol.
Nacional y los deportes federados profesionales y amateurs.
Parque Central y su desarrollo final.
Administración de la institución, manejo de la directiva.
Como veo que es casi unánime el panorama para estas elecciones (desolador) si quieren podemos recopilar algunas preguntas y mandarselas tanto a Tatiana como a Moreira, siendo que ambos tienen raíces en el Foro y seguramente se presten a responder, aparte que son la cara de las agrupaciones más numerosas.
Inicialmente mi idea sería no hacer demasiadas preguntas así se expresan más en cada una, y solo publicarlo acá, como mucho un resumen en twitter.
Diganme que opinan o directamente ya manden preguntas a hacer (y si algun user tiene algun contacto en particular con algun candidato mejor). Después las organizo y las mando.
Martin Sarthou - Gerente de Comunicaciones
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@el_dely Un antes y un después con este loco
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No deberia haber una seccion en "El Club" - Dirigentes o algo asi..?
No queda muy bien en "LPHDM"
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@BrunoMendoza dijo en Martin Sarthou:
No deberia haber una seccion en "El Club" - Dirigentes o algo asi..?
No queda muy bien en "LPHDM"
no nos olvidemos que los dirigentes tambien son socios y son hinchas
y el patrimonio del club ademas de ser del club es de los hinchas tambien
todo es de los hinchas -
esta en institucional el tema Bruno.
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Si, me referia a que la seccion "Institucional" este en "El Club" y no en el tema de la hinchada.. Opinion nomas
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Viene haciendo todo bien. En cuanto a comunicación estamos despegados. Al fin da la sensación de que tenemos lo que merecemos como club.
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Sarthou le está metiendo tremendo laburo en la perte de comunicación y marketing, la verdad que tremenda incorporación. Desde que llegó se a dado un cambio rotundo , ahora sí podemos decir que se tiene una comunicación a la altura de lo que el club se merece. Que hay cosas por mejorar sin dudas pero que este es el camino a seguir!.
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se nota el cambio.
ahora se puede ver tranquilamente una publicación del Club en alguna de las redes sociales sin ir con miedo de ver algo que de vergüenza
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El otro día en la nota que le hizo del sol cuando estaba hablando de que cumplió el sueño de trabajar en el club, de ir a Los Céspedes y de tener una oficina en la sede con cuadros de los máximos ídolos, se puso a llorar.
El amor que tiene x Nacional es infinito. -
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Soy fanático de este tipo
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Que no se vaya nunca !!!
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Grande Martin!! Gran bolso!!, Se nota terrible cambio en la comunicación del club
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La cago un poco con lo del #weremember, se entiende el mensaje pero hay mucho comunista sensible en la vuelta.
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Yo no soy comunista y tampoco me gustó para nada..
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¡Esta publicación está eliminada!
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Mucha gente salto porque gana 10mil usd, para todos los cambios que viene haciendo nos sale baratisimo. Se ha gastado fortunas en otras pelotudeces.
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SERÉ CURIOSO
Martín Sarthou: "El rumor de que me convertí al Islam me hizo daño, me perjudicó"
El muchacho que de niño se aprendía de memoria las capitales y las banderas, se aleja de Teledoce para darle tiempo a Nacional, su gran amor.El periodista Martín Sarthou (48) concede la entrevista un 24 de diciembre en su novel oficina de la sede del Club Nacional de Fútbol sobre 8 de Octubre. No se le ocurre un mejor empleador que el cuadro de sus amores ni un mejor jefe que el flamante presidente de la institución, quien lo convocó a trabajar en la comunicación. La llegada de Sarthou a Nacional trajo, como consecuencia, un alejamiento de la pantalla de Telemundo y el canal Teledoce, con quien acordó tener una columna de análisis de un hecho internacional cada 15 días. Justo lo que él quería y venía reclamando: desmenuzar en profundidad episodios del contexto internacional. Perder exposición en TV lejos de molestarle, le significa un alivio, porque tras 20 años en pantalla, ya le estaba resultando "desgastante".
En la charla que mantuvimos en vísperas de Navidad, también se refirió a los fenómenos globales que más le preocupan y sigue con avidez, al rumor de que se había convertido al islamismo (y cómo lo afectó), al episodio que lo enfrentó a Juan Peirano en Miami, a qué aprendió de entrevistar a terroristas y salvajes o cómo se transa cuando del otro lado está Hamas o Hezbollah. Y también contó por qué prefiere ser el que va a buscar a su hija adolescente al baile, en vez de ser el que la lleva.
-¿Por qué querías ser ciclista y dentista de niño?
-Lo de dentista no tengo ni idea. Capaz que de chico alguien me dijo que ganaban bien... la verdad que no sé. Y lo de ciclista es un gen incorporado desde niño, por haber escuchado la Vuelta Ciclista y Rutas de América. Siempre vi al ciclista como una especie de superhéroe, yo dibujaba a (José) Asconeguy, (Ricardo) Rondán, (Juan Carlos) Seijo, eran como mis superhéroes, de hecho llegué a entrenar como ciclista en el Club Fénix, pero tenía 14 años y abandoné porque tenía que ir hasta allá solo y no podía. Pero pensaba qué coraje había que tener para ser ciclista. Siempre los tuve como algo fuera de lo normal.
-Quizás por aquel ciclista aficionado te gustó tanto el libro El ciclista de Tim Krabbé...
-Sí, claro. Es una novela que acerca el mundo del ciclismo a quien de repente no conoce nada de este deporte. Mucha gente se cree que en el ciclismo lo que importa es el que llega primero y se pregunta para qué están pedaleando cuatro horas si lo importante son los últimos 50 metros. Entonces hay un montón de cosas que van pasando por la cabeza del ciclista, y es lo que cuenta ese libro. De hecho, acá (en su oficina de la sede de Nacional) tengo libros de estrategias en el ciclismo. Me apasiona.
-¿Cuál es el primer recuerdo que tenés como hincha de Nacional?
-El más vívido fue con 10 años la final de 1980. Fue épico y apoteósico para cualquier niño de 10 años ver una celebración de esa magnitud (campeón de América y del mundo). Pero los primeros recuerdos que tengo son con mi hermano y otros amigos chicos corriendo en la Olímpica, juntando y pateando vasos, tapitas, mientras se jugaba el partido. Yo tendría 6 o 7 años y no disfrutaba tanto el partido.
-¿Tuviste otros laburos antes de ser periodista?
-Mi primer laburo fue en un videoclub, en el Prado, "La Botica". Era una farmacia por la calle Suárez que tenía salida por Cisplatina y los dueños pusieron en el depósito un videoclub. Me encantaba ir al video a alquilar películas y terminé laburando ahí. Y después tuve otros trabajos. Mientras estudiaba en facultad, me puse a trabajar en el INJU que tenía una publicación semanal que salía con El País, y ahí escribía. Era una separata que iba encartada con el diario, ahí escribía de bandas de música, de acciones jóvenes... Después de eso, pasé a trabajar en la comisión uruguaya para la Unesco, era la época de Antonio Mercader como ministro (de Educación y Cultura), años 92, 93, y ahí trabajé hasta el 94, cuando entré a El Observador. Ahí pasé a aprender y formarme como periodista.
-Pero no estudiaste comunicación social, sino Relaciones Internacionales. ¿Por qué? ¿Qué te atrajo de esa carrera?
-Siempre tuve una curiosidad grande por cosas que pasaban en el mundo. No había internet, coleccionaba mapas. Siempre me fascinó imaginarme otros lugares. De chico tenía esa bobada de estudiarme todas las banderas del mundo y las capitales del mundo. Me decías Etiopía y te decía Adis Abeba, y te describía la bandera. Todo lo que venía del exterior para mí era fascinante, era un mundo por descubrir y por entender. Los distintos trabajos me llevaron a viajar. Por Unesco viajé mucho, en El Observador hubo una apuesta por eso, y Relaciones Internacionales era algo que ya desde el nombre cuadraba mucho con todo eso. En el 94 me fui a estudiar con una beca a Canadá, era una beca para estudiar nacionalismo y terrorismo. Mi padre me decía: "No sé si querés laburar en algo de nacionalismo o de terrorismo, pero en ninguno de los campos te veo salida profesional". Era un fenómeno hermoso para estudiar, pero para tratar de desalentar, sobre todo el terrorismo. A partir de ahí descubrí un mundo en el que quería profundizar: fui docente en Teoría de Relaciones Internacionales. En El Observador noté que se trataba un poco mejor la información, que había un poco más de análisis, ponía más todo en contexto, dejé un curriculum, me dijeron "cualquier cosa te llamamos". Me fui a Canadá y estando allá, me llamaron. Les dije que terminaba en diciembre, que si al volver seguía abierta la vacante, me interesaba. Cuando volví, estaba abierta, me bancaron y ahí estuve hasta el 99, en Internacionales.
"Siempre tuve una curiosidad grande por cosas que pasaban en el mundo. No había internet, coleccionaba mapas. De chico tenía esa bobada de estudiarme todas las banderas del mundo y las capitales. Me decías Etiopía y te decía Adis Abeba"
-¿Te atraía más comprender lo que pasaba afuera que las noticias de la política criolla?
-Me gusta muy poco la política nacional. Me interesa como a cualquier ciudadano, aparte de estar informado, y muchos fenómenos nacionales tienen mucho de lo que está pasando en el mundo, es imposible hacer una disociación de lo que pasa en Uruguay por lo menos con lo que pasa en la región o con fenómeno del mundo. Hoy tenemos un fenómeno migratorio que atender y va de la mano de lo que venía pasando en los últimos dos años en la región y el mundo. Pero si a mí en un medio de comunicación me ponían a cubrir salud pública, no tendría ni idea y no me interesa. Si me ponían a cubrir municipales, lo hubiera hecho, pero no es el área que más me interesa. Si no era internacionales, no me gustaba otra cosa. De repente algo más vinculado a tendencias de consumo, tendencias de fenómenos sociales que se van dando, pero no los temas áridos. No sé si soy buen periodista en el área de (noticias) internacionales, pero en todo lo otro hubiera sido malo, directamente. Cuando algo no te interesa o no te llama, es así. Si tengo que cubrir un congreso de la FUS (Federación Uruguaya de la Salud), te lo cubro con todo el profesionalismo posible, pero no es algo que me mueva mucho.
-De joven te interesaron fenómenos como el nacionalismo y el terrorismo. ¿Ahora qué fenómeno internacional te interesa y seguís con avidez?
-Con mucha avidez sigo el fenómeno migratorio. Me parece el gran drama de los últimos cinco o seis años, por todo lo que generó y movilizó en el mundo, aparte del fenómeno en sí mismo. El auge del terrorismo vino asociado a alguno de los fenómenos migratorios. El auge de gobiernos de derecha ultraconservadoras a partir de los fenómenos migratorios, utilizándolos como bandera. Generó tanto cambio, más allá de lo migratorio, que me interesa particularmente.
Y después hay uno que me interesa mucho que es uno que nos compete a todos: el de las noticias falsas o fake news. Globalmente es un fenómeno, el del acceso a la información de calidad o contrastada que creo que nadie lo está ignorando pero al día de hoy la gente no está tan abierta a decir: "Necesito un chequeo" y compran lo primero que le ponen adelante, y comparten lo primero que le ponen adelante. Solamente el hecho de que en el Reino Unido hoy las encuestas que se hacen entre aquellos que manifiestan a favor del Brexit, de haber salido de la Unión Europea, hoy 7 cada 10 dicen que hoy votarían que no quieren salir, porque en aquel momento la información que tenían era otra. Ahí te das cuenta que hubo una campaña.
-Lo mismo aplica para Donald Trump y los estadounidenses...
-Claro, pero ahí no tenemos un registro entre votantes de Trump para saber cuánto afectó el flujo de información falsa. O (Jair) Bolsonaro (en Brasil), o (Matteo) Salvini en Italia, o (Viktor) Orbán en Hungría... Hoy, entonces, el fenómeno migratorio y todo lo que conlleva, y las fake news son los dos fenómenos que miro con atención, porque definen muchas cosas.
-"Yo ya no pertenezco a ningún ismo", canta Fito Páez en "Al lado del camino". ¿Has pertenecido a algún ismo?
-Sí... Pero... ningún ismo militante, no uno que me haya sacudido, ningún ismo que me haya embanderado. Tengo un sistema de valores, creencias, soy de las personas que puedo votar a un lema en las nacionales y a otro en las departamentales. O un lema en las nacionales y a los cinco años cambiar de lema. Me importan más los proyectos, las propuestas, las personas también. Esto es de hace tiempo, no es por un desencanto actual con la política. Siempre fui de estudiar lo que dicen, más que decir que pertenezco a una corriente o decir que tradicionalmente soy de determinado signo político: ya sea comunismo, socialismo, progresismo, nacionalismo, batllismo, etcétera.
"Con mucha avidez sigo el fenómeno migratorio. Me parece el gran drama de los últimos cinco o seis años. El auge del terrorismo vino asociado a eso, o el auge de gobiernos de derecha ultraconservadoras, utilizándolo como bandera"
-En 2016 corrió el rumor de que te habías convertido al islamismo... ¿Qué hubo de cierto en eso?
-Corrió ese rumor, sí. De cierto no hay nada. Es algo que me hizo daño, me perjudicó. Mirá, después de varios viajes a Medio Oriente, después de estudiar fenómenos, (puedo decir que) no es lo mismo viajar a determinado lugar y confirmar un montón de creencias que uno se fue formando académicamente o estudiando. Podés confirmar algunas cosas y se te caen algunos mitos. Ahí ves que es necesario estar en esos lugares, hablar con la gente, ver el fenómeno lo más de cerca posible, y descubrir que uno no sabe nada. Y si desde los medios tengo que hablar de sunitas, chíitas, o de saudíes e iraníes, y dónde nace la rebeldía entre unos y otros... El Islam es tan complejo de entender que necesitaba tratar de entender y desmenuzar todo, para formarme una opinión mucho más acabada y profunda para poder hablar con propiedad. Hay un Centro de Cultura Islámica, que es dependiente de la Embajada de Egipto en Uruguay, que es abierto para estudiar lengua, cultura y religión islámica, tiene una suerte de mezquita, y en su momento fui a estudiar la cultura islámica y su lengua. Fue en 2016, en un momento donde el fenómeno terrorista empezó a aumentar en el mundo, donde alguien me sacó una foto y me la mandó diciéndome que me había visto entrar y salir. Pero como yo, también iba un gerente de un frigorífico que le exporta carne a Irán, o vende ovinos en pie a Arabia Saudita, y necesita estudiar su lengua y prepararse. Pero yo, como tenía la responsabilidad de informar en un noticiero, determinado grupo de gente me lo señalaba como algo malo, o como que formaba parte de algo. De ahí sale lo de la conversión.
Después vienen los liberados de Guantánamo que llegan a Uruguay. Yo utilicé mis contactos para entrevistarlos porque como periodista quería hacerles una entrevista y que fuera de las primeras; de hecho, la primera que dieron colectivamente la grabamos para Telemundo en un club de pesca con la rambla de fondo, y esa entrevista, unido a lo otro, hizo que algunos creyeran que había un acercamiento con ellos, y nada que ver... Pero bueno, a alguien le pareció oportuno tildarme de algo (de islamista) como si fuese malo. Más allá de que la información era falsa, errónea, había una clara intencionalidad.... En el canal me llamaron para preguntarme si era verdad, pero no porque les importara, sino para aclarar, para saber si era verdad o mentira. Hubo gente, de algún colectivo, que fue a pedir formalmente que me despidieran, diciendo que era inconveniente que yo trabajase dando noticias internacionales y perteneciera a una religión. Es un colectivo no oficial, no gubernamental.
-Tengo que preguntarte si te referís a la colectividad judía...
-Yo no lo quiero decir. Para mí es un episodio del pasado, y se lo dije en la cara a las personas que fueron a pedir que me despidieran: les dije que con el bolsillo de alguien no se juega, tampoco con la reputación profesional y menos con mentiras. Lo único que tenemos los periodistas como valor intangible es la credibilidad. Jugar con eso me parece una de las jugadas más pobres que pueda haber. Pero aún así, imaginemos: si yo soy hincha de Nacional, no afecta porque doy noticias internacionales, no deportivas. Si yo profesase el budismo, el islamismo, el catolicismo, el judaísmo o lo que sea, ¿cuál sería el problema? ¿Puedo seguir siendo un periodista independiente más allá de mis convicciones religiosas? Claro que puedo. Si yo fuese budista me mirarían como algo curioso, si soy católico no pasa nada, porque es lo más normal, y si me hubiera convertido al Islam sería de lo más curioso, pero, ¿hubiera estado mal? No. Entonces, nunca entendí el ensañamiento o eso de mostrarlo como algo negativo. De todo, lo mejor fue la respuesta que le dio Teledoce a ese colectivo que pidió que me echen: se le dijo que a Martín Sarthou se lo respetaba por su profesionalismo, por su trabajo periodístico y sólo se me juzgaba en función de mi responsabilidad periodística, y no tenían nada para reprochar de mi trabajo.
-¿Pensás que fue una buena decisión de Mujica la de recibir y darle refugio a los exreclusos de Guantánamo?
-Que Uruguay sea un país que pueda acoger inmigrantes es un tema, (que sean) presos de Guantánamo no lo veo mal en función de que se hubiera estudiado seriamente qué tipo de prisioneros se trata. Recordemos que Guantánamo es un limbo jurídico donde hay muchas personas inocentes o simplemente que por ser sospechosos pagaron penas sin el debido proceso. En ese sentido, Uruguay respeta los derechos fundamentales, es garante de los derechos humanos; hay una clara violación a los derechos humanos y a las libertades enorme (en la cárcel de Guantánamo), pero ahí hay y hubo terroristas de la peor condición, y también gente que no estaba ni cerca. Me parece que lo que no hubo (en el gobierno de Mujica) fue un estudio del quién es quién, cómo venían y a qué venían. Claramente hubo un apuro por cerrar un acuerdo, un acuerdo de intereses de un lado y del otro: para unos sacarse de encima el problema o intentar cerrar la base de Guantánamo y en ese camino encontraron a Uruguay, que tenía un interés comercial. Y también un interés político de mostrarse al mundo dando determinadas señales.